La brecha de género en el mundo científico

30 de mayo de 2022

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En los últimos años, las mujeres han ganado numerosos espacios en el ámbito científico. Según datos de la UNESCO, en Argentina el número de investigadoras alcanza casi el 50% del total de personas, contra el 20% que se estima a nivel mundial. Se manifiesta así un alto crecimiento de mujeres que ingresan a la carrera científica en el sector público, mientras que en el sector privado no llegan al 20%.

Sin embargo, a pesar de esta paridad existente en el sector público, es muy bajo el porcentaje de mujeres que acceden a cargos superiores o jerárquicos debido a diversos factores que las mantienen en desigualdad de condiciones. Estas desigualdades están vinculadas a los mecanismos que regulan la entrada y promoción organizacional en la ciencia (“techo de cristal”) y en el reconocimiento social de los talentos femeninos.

Además, según datos obtenidos del Registro Nacional de Proyectos de I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación de la Nación, las investigadoras que dirigen proyectos científicos solicitan y reciben en términos generales un 25% menos recursos que sus colegas hombres, con diversas asimetrías entre fuentes de financiamiento y áreas del conocimiento.

La maternidad y los cuidados del hogar y la familia son otras de las desventajas existentes e invisibles que manifiestan las investigadoras. Las mujeres, sobre todo las profesionales, siguen siendo las principales responsables de estas tareas lo que significa un desnivel en la distribución del tiempo disponible que tienen en relación a sus compañeros. A pesar de las acciones que se vienen desarrollando para equiparar estas desventajas, en la actualidad muchas científicas deciden postergar su maternidad o no maternar para no perder el impulso en el desarrollo de su carrera científica.

A pesar de ello, hay acciones y propuestas que trabajan de manera transversal para ofrecer perspectiva de género y que intentan visibilizar a las investigadoras mujeres. En ese sentido, todos los años se desarrollan diversas acciones en el marco del Día Internacional la Mujer y la Niña en la Ciencia.

El objetivo principal de esta conmemoración es promover la participación de las niñas y las mujeres en la ciencia y la tecnología y visibilizar esta problemática para acortar la brecha de género que existe en el ámbito científico.

La Universidad Siglo 21 propuso la participación de 6 investigadoras para el reconocimiento que otorga anualmente el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, para el que hubo más de 100 postulaciones.

Fátima González Palau, especialista en neuropsicología; Laura Bustamante, especialista en educación e innovación; Valeria Morán, Psicóloga, especialista en relaciones interpersonales vinculadas a la salud mental, Luciana Moretti, psicóloga especialista en desordenes emocionales; Candela Villegas, investigadora del área del derecho especializada en migraciones nacionales e internacionales y Marina Tomasini, especialista en género, sexualidad y educación fueron las representantes de Universidad Siglo 21.

Marina Tomasini se refirió a esta acción: “Me reconfortó y gratificó porque sentí reconocimiento institucional por una trayectoria de trabajo en investigación. Al mismo tiempo pienso que, si bien estas formas de reconocimiento a las personas nos individualizan, nadie construye sola un camino como investigadora. Mi punto de llegada hoy es producto de muchas redes y del trabajo cotidiano con otras compañeras y colegas en el que se fue tramando mi práctica; lo yo pueda decir, pensar, exponer como un análisis propio, lleva las huellas de muchas otras personas (de la academia y de comunidades más amplias), con quienes he podido pensar críticamente, reflexionar y construir conocimiento, en los acuerdos como en las discrepancias”.

Dentro de las desigualdades mencionadas previamente, Valeria Morán se refiere a la maternidad y los cuidados del hogar como una de las desventajas invisibles que tienen las investigadoras: “Los estándares y requisitos de ascenso, así como de producción científica, no son compatibles con los tiempos y roles complementarios que las mujeres por lo general tenemos. La maternidad es uno de los principales factores con injerencia en este aspecto. Ser madre se posterga, o se lleva adelante, pero con múltiples consecuencias tanto en el rol materno como en el ámbito laboral, dado que eso obliga dilatar en el tiempo los objetivos y acciones que una carrera de investigadora implica”.

Por su parte, Fátima González Palau celebra este tipo de acciones: “Espero que estas propuestas permitan a más mujeres considerar el camino de la ciencia como una opción profesional y que puedan desarrollarla en nuestra Universidad”.

Las investigadoras coinciden en la importancia de implementar acciones que visibilicen las diferentes problemáticas y consolidar los logros que se obtuvieron en los últimos años. Además, hacen referencia a que la desigualdad es parte de la vida de las mujeres científicas y que son múltiples las causas que la generan, muchas invisibilizadas en una sociedad que requiere trabajar y repensar su modelo de organización laboral y familiar patriarcal.